El infinito Eternauta

Por Rubén Eduardo Soto Díaz

 

La historieta, si se hace bien,

puede ser el libro educativo del futuro

H.G. Oesterheld

 

Título emblemático de nuestra hermana república de Argentina, El Eternauta fue creada por Héctor Germán Oesterheld, quien asignó su concepción gráfica a Francisco Solano López. A cumplirse próximamente seis décadas de su publicación, dedicamos un espacio a ese clásico latinoamericano.

Héctor Germán Oesterheld (nacido el 23 de julio de 1919 en Buenos Aires) fue un lector empedernido. En 1943, con una novia que lo adoraba (Elsa) y un año para recibirse de geólogo, el joven Oesterheld veía con sorpresa que el diario La Prensa publicaba su primer cuento: Truila y Miltar, título de difícil pronunciación, pero que resultaba ser un encanto para los niños.

Cuatro años más tarde, Oesterheld se casaba con Elsa y trabaja en un laboratorio de minería, a la vez que completa el gasto familiar publicando cuentos infantiles y artículos de divulgación científica. Oesterheld (quien en ocasiones firmaba con las iniciales HGO) es invitado a escribir argumentos para historietas, a lo cual de inmediato le agarra el modo.

Es así como crea tiras tan populares como Bull Rockett y Sargento Kirk, realizadas por los mejores dibujantes de la época como Alberto Breccia y Hugo Pratt.

En 1955, el artista decide crear su propia empresa, Editorial Frontera, con la cual lanza las exitosas publicaciones Hora Cero y Frontera. Dos años después nace la cuarta hija de Oesterheld: Marina (antes habían nacido Estela, Diana y Beatriz). Ese mismo año (1957) también nace El Eternauta, precisamente el 3 de septiembre en la revista Hora Cero Semanal.

Este importantísimo título compartiría el espacio con las historietas Ernie Pike (trazada por Pratt), que relata las aventuras de un corresponsal de la Segunda Guerra Mundial, así como el western Randall the Killer (realizado por Arturo del Castillo), todas escritas por el mismo Oesterheld.

El Eternauta apareció durante 105 semanas (dos años prácticamente), culminando su publicación el 9 de septiembre de 1959.

La trama se sitúa en 1957 (año en que comenzó la publicación de las entregas semanales del cómic) y versa sobre un guionista de historietas que es sorprendido por la extraña aparición de un individuo frente a su escritorio. La curiosidad del escritor se sobrepone al miedo y el asombro, por lo que en poco tiempo el misterioso personaje empieza a contarle su historia. Y es que el Eternauta, el navegante del tiempo, el peregrino de los siglos, viaja buscando a su esposa y a su hija que ha perdido tras una invasión extraterrestre.

La primera manifestación de esa tragedia fue una nevada mortal que aniquilaba a todo lo vivo que tocaba: plantas, hombres y animales. Juan Salvo, nombre del protagonista principal, quien jugaba baraja con algunos amigos en ese momento, escapa de la muerte gracias a que su casa está perfectamente cerrada. Posteriormente, el personaje sale a la calle para realizar una primera exploración  después de confeccionar un hoy famosísimo traje que lo protege del contacto con los copos asesinos.

En la narración también participan viejos amigos de Juan, como Favalli, quien por sus conocimientos científicos y sociales los saca de variados apuros, así como amigos nuevos surgidos al fragor del combate a la invasión, como son los casos de Pablo (valiente niño que no duda en tomar un arma para luchar por su vida y la de sus acompañantes) o Alberto Franco (obrero fundidor que tiene en su afición a la lectura de cómics de ciencia ficción su única arma para enfrentar a los extraterrestres).

Los atacantes y sus métodos de destrucción son variados, por ejemplo, Juan Salvo y sus amigos primero enfrentan a los Cascarudos, horripilantes pero torpes seres; después a los Gurbos, entes violentos y gigantes. Posteriormente los héroes creerán haber encontrado a los directores del ataque cuando se encuentran con los Manos, seres que tienen extremidades con muchísimos dedos que les permiten activar al mismo tiempo infinidad de teclas en un tablero, desde el cual dirigen las acciones de estos y otros seres.

Finalmente, Salvo se da cuenta de que incluso los Manos son peones de otros seres, los Ellos, quienes los habían obligado a convertirse en las avanzadas de su invasión con la ayuda de extraños mecanismos…

 

Más allá de las viñetas

La historia de El Eternauta también nos hace reflexionar sobre las luchas que se han sucedido en la humanidad  a través del tiempo. Es mentira que luchen los pobres contra los ricos o los poderosos contra los débiles, pues sabemos que el combate siempre es de pobres contra pobres, de jodidos contra jodidos (eso sí, unos por convicción y otros por conveniencia, mientras que otros, como los Manos, luchan por que los han convertido en seres miserables).

Cabe destacar otro punto: en El Eternauta, los actos heroicos personales son sucesivos, pero siempre prevalece la acción conjunta, subrayando que la posibilidad de supervivencia radica en la lucha unida.

A Héctor Germán Oesterheld le tocó vivir una época en la que muchos hombres de su país luchaban por un mejor gobierno. Él tomó la decisión de acompañarlos, pero esa batalla se vio trágicamente aplastada por el golpe militar que impuso un terrorismo de estado que a su vez desapareció a miles de personas, la mayoría de las cuales serían torturadas y asesinadas. De hecho, el autor de esta obra cumbre del cómic latinoamericano fue secuestrado en abril de 1977 y jamás se supo de él, lo mismo le ocurrió a sus cuatro hijas y a dos de sus yernos.

A 60 años de El Eternauta, en Argentina la dictadura es una pesadilla lejana que dejó muchas heridas abiertas, pues hoy parecen soplar nuevos vientos de democracia.

Sin duda, mientras los Ellos pretendan conquistar al mundo, habrá Eternautas que simbolicen la lucha; porque la búsqueda de un mundo más justo no se logra sin ofrecer resistencia. 

Nuestro colaborador

Nació virgen un 16 de septiembre de 1957, en la heroica ciudad de Cuautla, Morelos. En 1975 agarró el feo vicio de hacer caricaturas y publicaciones al unirse a una banda de facinerosos que entre otros atentados a la sociedad publicaría la revista La Garrapata, también conocida como El azote de los bueyes. Tiene quince años publicando el pasquín de mal nombre El Metiche y desde hace ocho dirige el Museo de la Caricatura y la Historieta de Cuautla.

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