El viejo y el narco: La violenta mexicanidad

Por Amaury Sánchez Burelo

 

La violencia es un tema que requiere palabras duras y sentimientos dogmáticos y doctrinarios, pero que no alienta el pensamiento reflexivo. Hay quienes glorifican la fuerza como la fuente principal de la vida social, sostienen que la vida es una lucha de cada uno contra todos.

Joseph S. Roucek, La sociología de la violencia

 

Previo a la llegada de un nuevo orden de gobierno, con el partido albiazul superando al tricolor, fue evidente el poderío del narcotráfico en el país, dado que las familias de este sector en México comenzaron a romper el orden establecido, y esto se incrementó con el segundo mandato de ese conservadurismo casi yunquista, el cual le declaró la guerra al narco en 2006, cuyas consecuencias se sienten aún ahora, catorce años después.

Si bien este espacio comiqueril no busca dialogar de política, el cómic a tratar en este texto permite reflexionar sobre ello, pues El viejo y el narco de Ricardo Vílbor y Max Vento solo huye a la ficción en los momentos necesarios, exhibiendo el resto tal cual fue evidenciado por los medios y las historias posteriores al asesinato de Alejo García.

 

Del real intento de lo humano

Se llama Don Alejo García. Era un viejo ranchero mexicano. Trabajador, honrado. Un hombre de palabra. En abril de 2011, dos camionetas cargadas de narcotraficantes irrumpieron en su finca y exigieron que la propiedad les fuera entregada en 24 horas, se lee en la contraportada. Y como se conoce, este hombre decidió no entregar lo que por durante años obtuvo con el sudor de su frente, así que decidió aguantar en su casa, defendiendo su rancho, hasta que le llegó la muerte, eso sin antes llevarse a unos cuantos narcos al más allá.

A partir de esta síntesis, es necesario preguntarse si la obra de Vílbor y Vento exhibe algo nuevo para el público mexicano o si sólo se convierte en otro retrato de la grave situación del país y de sus habitantes que han tenido que adaptarse a la agresividad del narco. Puede que la última respuesta sea la más viable, pero ante la vorágine de discursos que ennoblecen a estos personajes violentos, El viejo y el narco busca ofrecer otra lectura de la realidad.

 

En su primera edición es que recae la importancia de este texto, debido a que de inicio se editó en Francia y luego recorrió parte de Europa, lo que permitió a los lectores ver algo más allá de lo establecido por las series, el cine y los narcocorridos que han salido del país; pudieron admirar esa otra voz que muchas veces no es tomada en cuenta y que no termina ennoblecida.

Puede que el autor, en un texto al final del cómic evada el discurso de que El viejo y el narco es un homenaje a Alejo García, porque lo que pretende no es hablar de la fiereza con que el hombre defendió su terreno, sino interiorizar un poco más allá de lo que contaron los diarios, mostrando el trasfondo emocional de una persona orillada a sostenerse mientras se rompe y lo rompen en su propio hogar.

Violento rostro de la humanidad

La violencia está hecha para los poderosos, las fuerzas que dominan la lógica de un sistema, tales como las instituciones del Estado y la Iglesia, así como el narcotráfico, por lo que la decisión de alguien de defenderse ante estas fuerzas rompe el orden en que está cimentada la sociedad. Este quiebre puede ser tomado de varias formas, según lo decidan los medios de comunicación. Un gran ejemplo es el caso de las feministas que en los últimos años se han radicalizado, cansadas del ineficiente sistema de justicia y de cuidado hacia las mujeres, las cuales han sido denostadas y agredidas, porque así lo quiere dar a conocer la norma mediática.

 

En el caso de Alejo García, fue todo lo contrario, dado que era un hombre y mayor de edad, quien se enfrentaba al rostro visible de la violencia; cabe mencionar que aquí no se pretende demeritar la lucha del hombre antes mencionado, pero sí dejar en claro la manera en que se manejó el discurso, a favor de un sistema que pretendía generar héroes o mártires, sino es que hasta daños colaterales, para simular que la guerra se iba ganando.

Es ahí donde queda claro que esta novela gráfica no busca glorificar la violencia o el uso de armas, dado que hacia el final del tomo se muestra la efervescencia que ocurrió al darse a conocer la historia de su protagonista, el cual se despersonalizó y mitificó a favor de un discurso que incitó a la violencia, a defenderse como mexicanos, aunque todo el sistema realmente desee que la presencia del narcotráfico permanezca en el país.

En El final, Ricardo Vílbor señala Esta no es una historia educativa, ni políticamente correcta o, no me hagas reír, incorrecta. No es una lágrima de cocodrilo, un tebeo comercial o un parche moral. No es una excusa barata ni está al servicio de los valores más puros del ser humano. No pretende ser modelo de nada ni para nadie. Es el final de la historia de un hombre. Y creedme cuando os digo que su final es el único final posible, porque es el de todos nosotros. El tuyo también, sí. Y el mío, evidenciando la pretensión de estas viñetas y textos que dialogan sobre Alejo García y su defensa vivaz.

 

*Publicado en México por Panini Comic Books, El viejo y el narco está a la venta en librerías, tiendas de cómics y en la tienda online de la editorial.

 

Author: Amaury Sánchez

Próximo licenciado en Lengua y Literatura por la Universidad Veracruzana (UV), es reportero en el sureste del país. Extallerista en múltiples proyectos de fomento a la lectura y escritura, dibujante de medio tiempo, y escritorsucho la otra parte del día. Más tabasqueño que el pozol y menos campechano que las murallas.

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