La otra cara del amor o “Revienta, cerdo”

Por Luis Carreón Loza

 

Según la RAE (Real Academia Española), el amor es un sentimiento intenso del ser humano, que a partir de su propia insuficiencia necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Parece una definición demasiado romántica e incluso influida por el mito griego de la androginia, que relata que, aparte de masculino y femenino, había un tercer sexo que contenía ambas características. Por su arrogancia, Zeus decide castigarlo y lo separa en dos seres, por lo que cada uno extrañaría por siempre a su otra parte, anhelando volver a ser uno.

 

Decía Aristóteles que el amor “es una sola alma que habita dos cuerpos”. En su libro La doble llama, Octavio Paz menciona que “el amor es una pasión que todos o casi todos veneran pero que pocos o muy pocos viven realmente”. Y cuando nosotros pensamos en amor, vienen a nuestra mente gran cantidad de imágenes, olores, sabores, texturas e iconos, ya sean corazones, flores, regalos, un beso, una pareja de la mano, la playa, un atardecer, pétalos de flor, un abrazo, o un sinnúmero de referencias que generan una cierta sensación de tranquilidad.

¿Y qué es lo contrario al amor? Si lo buscamos en Google el antónimo correcto, la palabra que encontramos es odio, que viene acompañado de vocablos como celos, venganza, revancha, traición, desamor, aburrimiento, hartazgo, apatía, infidelidad, soledad, y muchas más.

Todo esto sirve como una introducción para Revienta, cerdo, novela gráfica de Pascal Rabatè y Simon Hureau que trata exactamente de todo esto y más, por medio de lo que parece un sencilla y común historia. El título no trata de ser un parteaguas, pues narra sólo lo que es y no más. Diríamos que, en el correcto significado de la literatura, se trata sin lugar a dudas de una tragedia.

 

Revienta, cerdo narra la historia de dos parejas de amigos: Didier (carnicero de oficio) y Sandrine, y Èric y Laurence, gente normal con vidas comunes y agradables. Sin embargo, desde la portada y apenas leyendo las primeras páginas, es posible notar que algo anda mal, pues Èric ha decidido volver esto un triángulo amoroso con consecuencias funestas.

Didier es un hombre bonachón, padre amoroso, y esposo dedicado, quien desde hace tiempo se ha dado cuenta del engaño de su pareja pero no tiene el temple para enfrentar a Sandrine y Èric, Esto ocasiona que su mente se llene de odio y urda una terrible venganza en contra de quien fuera su amigo, todo inspirado por otra de sus pasiones: las historietas, y más concretamente el personaje Gil Pupila y su historia El paso del ahogado, de Maurice Tillieux.

Pero no ahondaremos más en la novela para no arruinarles la experiencia de lectura, así que hablemos más sobre lo que compone a la historia y los personajes, que son correctos y palpables:

 

Nuestro protagonista, Didier, es un hombre amable y demasiado bueno, tanto que es probable que en México le llamaríamos de otra forma. Como carnicero no parece tener el corazón para matar una res. Vive envuelto en la negación, lo cual se refleja en dos frases que repite a lo largo de la novela. La primera aparece cuando nota a su esposa deprimida y apática, y aún sabiendo qué le sucede, se repite a sí mismo “ya se le pasara”.

Con sus clientes repite otra frase que podría o no estar relacionada. Para mí lo está, aunque como una metáfora. Él dice “se lo envolveré en un hermoso papel” al referirse a la carne que acaba de vender, y ha hecho lo mismo con su entorno: envolver todo en algo hermoso pero efímero, negando la realidad y abstrayéndose del problema, creando su propia historia en la que todo estará bien. Un detalle aparte que puede ser sólo mi imaginación es que este libro inicia y concluye con el mismo grabado de ese papel, envolviendo la historia.

Por otro lado, Sandrine es fría e indiferente, sólo se le ve alegre cuando se encuentra con Èric e incluso parece repudiar a Didier. Su mente esta confundida, como ejemplifica la viñeta donde se ve su alcoba con ellos recostados. Sobre la cabecera, del lado de Didier hay una pintura de un hombre triste y una mesita con algo sobre ella. Del lado de Sandrine hay una pintura abstracta de algo que parece una pareja. Hay libros, revistas, repisas, un reloj, una mesita y otro cuadro que tapan algunos libros. Es la representación de su mundo, caótico.

Èric por su parte es desinteresado. Le preocupa poco Didier y menos aún Sandrine, que para él sólo es una aventura, tal vez una más. Es un tipo sin vergüenza y hasta cierto punto desagradable, pero para Sandrine es un recuerdo de la locura de la juventud, una sacudida a su monotonía.

Laurence es trasparente e intrascendente, pero creo que esto es totalmente a propósito, porque así es cómo la ve Èric, su marido, al igual que su amiga Sandrine, y en cuanto a Didier, bueno, a él es lo que menos le importa. También aparecen en la novela los hijos de cada pareja, pero es más como un recurso circunstancial para dar mayor peso a las acciones de nuestros protagonistas y marcar el contexto de la trama.

Si bien Pascal Rabatè en las letras es excelente, algo de esperar pues es precedido por una exitosa carrera, Simon Hureau tampoco hace mal su parte, y al final la novela es un equilibrio de diálogos y páginas enteras que carecen de ellos pero son igual de entendibles. De hecho, en ellas se dan algunos de los momentos con mayor carga emocional.

 

La historia se cuenta de manera clara y fluida, y cuando no lo hace, el dibujo lo ilustra de sobremanera. Así podemos sentir la tristeza y enojo de Didier, la indiferencia de Sandrine y el desapego de Èric. Acciones y gestos en un dibujo que puede definirse como todo menos sencillo. Mención aparte merece el color de Claire Champion, que nos muestra cómo se ilumina el sol cuando las cosas pintan bien para Didier y arruina los planes de su mujer, o los predominantes grises y azules en los momentos más tristes y en la trágica conclusión.

Para mí la novela lo tiene todo. La edición original lleva por título Crève Saucisse y la editó Futuropolis en 2013. Podemos encontrar con relativa facilidad en librerías de la CDMX su edición en castellano, publicada en 2014 por Norma Editorial como parte de su colección Nómadas. No se dejen engañar por la escueta sinopsis que Norma colocó en la contraportada de esta obra, que no da mucho crédito a lo que realmente es.

Finalmente la moraleja es que no dejen de amar. En su libro Cuatro Amores, C.S. Lewis decía: “No existe una inversión segura. El amar implica ser vulnerable. Ama cualquier cosa y tu corazón se retorcerá y probablemente se romperá. El único lugar fuera del cielo donde se puede estar perfectamente a salvo de los peligros y perturbaciones del amor es el infierno”. Por todo ello, dice Lewis, es mejor aceptar los riesgos.

Author: Luis Carreón

Arquitecto de profesión, es egresado de la Universidad de Ecatepec. Apasionado de los cómics en todas sus facetas, coleccionista, lector asiduo, investigador y estudiante de la historia, amante de la literatura lovecraftiana, escritor amateur y curioso de lo inexplicable, lo paranormal y lo fantástico.

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1 Comment

  1. Nunca había escuchado de este cómic, pero tu análisis me llamó la atención y me parece muy curioso e interesante. Gracias por compartir.

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