Un hombre ilustrado: Ray Bradbury y los comics

Por Alberto Calvo

 

Pocos autores son tan importantes en el desarrollo de la cultura pop del siglo XX como Ray Bradbury, legendario escritor de fantasía, horror y ciencia ficción, creador de historias como Fahrenheit 451, The Martian Chronicles, Something Wicked This Way Comes, y cientos más, y aunque nunca escribió cómics, su vida y obra siempre estuvieron ligadas al mundo del arte secuencial.

Los cómics no existían durante la infancia de Bradbury, que nació en 1920. A los nueve años descubrió las tiras cómicas, y Buck Rogers, Flash Gordon, Tarzan y Prince Valiant eran algunas de sus favoritas. En una época en que aún había casas sin energía eléctrica y carros jalados por caballos recorrían algunas ciudades, artistas como Philip Nowlan, Dick Calkins, Alex Raymond y Hal Foster crearon mundos y criaturas fantásticas, y mostraban aventuras en cohetes espaciales, alimentando la imaginación de quien habría de convertirse en uno de los más grandes autores de ciencia ficción y fantasía del siglo pasado.

 

Como muchos niños de la época, Bradbury solía recortar el periódico y pegaba en libretas sus tiras favoritas, que incluso solía colorear a veces. Esa práctica infantil de conservar las tiras y desechar el resto del periódico fue una de las razones que convencieron al editor Max Gaines de que había un mercado para los cómics, y en 1934 publicó Famous Funnies, el primer cómic de la historia.

En 1932, a los doce años de edad, cuando su familia se acababa de mudar a Tucson, Arizona, Bradbury entró a trabajar como mandadero a la KGAR, estación de radio local, y un par de semanas después le preguntaron si quería salir al aire. Con apoyo de efectos de audio, Ray y otros niños leían y actuaban las aventuras de Tailspin Tommy y The Katzenjammer Kids, dos populares tiras cómicas de la época. Su paga eran boletos de cine, que le permitieron descubrir otra de sus grandes pasiones: el cine de horror y aventuras.

En 1937, Bradbury y su familia se mudaron a Los Ángeles, donde conoció a sus amigos Ray Harryhausen y Forrest Ackerman, que después serían un pionero del stop motion y un exitoso editor, promotor y agente literario, respectivamente; así como a Robert Heinlein, legendario escritor de ciencia ficción que lo ayudó a vender sus primeras historias y poner en marcha su carrera.

 

La popularidad de la ciencia ficción creció durante los años 40, y Bradbury publicaba con frecuencia en revistas como Weird Tales y Thrilling Wonder Stories. A inicios de los 50 sus historias llamaron la atención de Bill Gaines, el hijo de Max, quien heredó y dirigía Entertaining Comics, editorial mejor conocida como EC.

Sin autorización de los autores, Al Feldstein, principal colaborador y editor de Gaines, adaptó cuentos de Bradbury y otros escritores de la época. Historias muy similares a The Emissary y The Handler aparecieron en las páginas de The Vault of Horror y The Haunt of Fear. El número de mayo/junio de 1952 de Weird Fantasy incluyó Home to Stay, historia ilustrada por Wally Wood que mezclaba las tramas de The Rocket Man y Kaleidoscope, dos de los cuentos más populares de Bradbury, por lo que algunos de sus amigos le informaron de la similitud.

Bradbury siempre fue muy celoso de su trabajo, así que envió una carta a Gaines para resolver la situación. Esto es lo que decía la carta:

 

Sólo quería recordarle una omisión. Aún no me han enviado el cheque por 50 dólares para cubrir el uso de derechos secundarios de mis dos historias… debe ser producto de la confusión en el trabajo de su oficina, pero espero su pago en el futuro cercano.

P.D. ¿Han considerado hacer un número entero de su revista basado en mis historias en DARK CARNIVAL, o mis otros dos libros, THE ILLUSTRATED MAN y THE MARTIAN CHRONICLES

Gaines accedió a pagar por el uso de las historias de Bradbury, pero no adaptó las colecciones mencionadas, únicos libros que Bradbury había publicado. Durante los siguientes años, con dibujos de Joe Orlando, Will Elder, Jack Kamen y Wally Wood, EC publicó adaptaciones de otras 27 historias del escritor, cuyo nombre aparecía además en la portada de las revistas. En 1953 el autor pidió que dejaran de usarlo, pues había empezado a vender historias a editoriales serias, y le preocupaba que tomaran a mal que su nombre fuera asociado a un medio considerado inferior.

Por desgracia, la EC fue blanco de una campaña de desprestigio y persecución, y sus publicaciones de horror y ciencia ficción desaparecieron a mediados de los 50. Una década después, Ballantine Books rescató dieciséis de sus adaptaciones de Bradbury y las publicó en dos colecciones, The Autumn People (1965) y Tomorrow Midnight (1966), ambas con portadas del legendario Frank Frazetta.

 

En 1972 Bradbury comisionó a Doug Wildey y Joe Mugnani para crear una tira cómica adaptando The Martian Chronicles con la esperanza de convertirla en una tira dominical, pero el trabajo no generó interés de ningún distribuidor y tuvo una efímera existencia en las páginas de West Magazine, revista publicada por el diario L.A. Times.

Su regreso a los cómics se dio hasta los años 90 de mano de los videojuegos. Bradbury colaboró con el escritor y desarrollador de software Byron Preiss para crear juegos basados en Fahrenheit 451 y The Martian Chronicles, y como proyecto paralelo Preiss contrató a un equipo de artistas para adaptar algunas de las historias más famosas del autor en una serie de tomos de edición limitada titulados The Ray Bradbury Chronicles.

Poco después, el mismo equipo se encargó de Ray Bradbury Comics, serie publicada por la efímera Topps Comics, una división del popular fabricante de tarjetas coleccionables que quería probar suerte en el mundo del cómic. Cada número incluía una introducción de Bradbury, nuevas adaptaciones, y  reimpresiones del material de EC, además de tres tarjetas que ilustraban escenas de algunas de sus historias más conocidas.

 

Ya en este siglo, entre 2009 y 2011, la editorial Hill & Wang publicó novelas gráficas de Fahrenheit 451, The Martian Chronicles y Something Wicked This Way Come, adaptadas por Tim Hamilton, Dennis Calero y Ron Wimberly, respectivamente. Estas fueron las últimas versiones en cómic que Bradbury vio de sus historias, pues tras años de una salud cada vez más deteriorada, el legendario escritor falleció en junio de 2012.

El amor y entusiasmo de Bradbury por los cómics nunca disminuyó y toda su vida fue un incansable promotor del medio. En 1970, ya como escritor famoso, fue invitado a la Golden State Comic-Con, una nueva y modesta convención de cómics que contó con una asistencia de 300 personas. El evento creció hasta convertirse en lo que hoy es la San Diego Comic-Con International, y Bradbury no dejó de asistir cada año a firmar autógrafos, participar en paneles y disfrutar de la atención y convivencia.

En 2010, último año en que asistió, ya bastante delicado de salud, Bradbury recibió el Comic-Con San Diego Icon Award, premio otorgado a quienes han sido instrumentales al crear conciencia y apreciación hacia los cómics y otras populares formas de arte relacionadas, un justo reconocimiento a quien defendió a los cómics incluso en su época más oscura, y quien toda su vida trabajó para que la ciencia ficción y los cómics se convirtieran en formas de arte aceptadas y respetadas.

 

Después de todo, como él mismo dijo alguna vez al hablar de los cómics, sin toda esta espléndida mediocridad, esta sublime y maravillosa basura en mi patio, creo que jamás me hubiera convertido en escritor.

 

Dato Comikaze

24 de las libretas llenas de tiras cómicas coleccionadas por Bradbury aún se conservan en el Center for Ray Bradbury Studies, en Indianápolis, Estados Unidos.

Author: Alberto Calvo

Alberto Calvo es escritor, traductor, editor y podcastero con casi 40 años leyendo cómics. Siempre ha sentido curiosidad sobre dónde y cómo se crean los cómics, pero para él lo más importante son las historias. Traduce cómics para Panini Comics México, tuitea como @albion2112, y puedes escucharlo cada semana en comicverso.org o leerlo de forma habitual en hogueradelasnecedades.blogspot.com

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