Más allá del manga: Fujio Fujiko

Por Jorge Cervantes (Gorka Olachea) y Elizabeth Salomón. Publicado originalmente en Comikaze #33 (abril de 2017).

 

En 1944, el pequeño de diez años Motoo Abiko, hijo de un sacerdote budista, se mudó al municipio de Takaoka, en Toyama, Japón. En su primer día de clases en la escuela primaria pública Jozuka, mientras dibujaba en su cuaderno, por casualidad fue visto por Hiroshi Fujimoto, un compañero de clase con el mismo talento, con quien entabló una buena amistad. Ambos eran aficionados de mangas como Shô-chan no bôken (Las aventuras de Shô-chan, 1924), Norakuro (1931) y Bōken Dankichi (Dankichi el aventurero, 1933); títulos muy reconocidos entre los niños nipones desde antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Unos años más tarde, ya en la secundaria, Fujimoto construyó un proyector casero para el que ambos dibujaron una serie de historias tituladas Tenkūma, las cuales presentaban a sus vecinos los fines de semana, volviéndose muy populares en su barrio. Poco tiempo después se publicó en Japón Shin Takarajima (La nueva isla del tesoro, 1947), manga de Osamu Tezuka y Shinichi Sakai. Los dos adolescentes, al ver la revolucionaria narrativa cinematográfica que dicho título presentaba, se volvieron admiradores incondicionales de Tezuka y comprendieron que su destino era convertirse en mangakas.

 

Para el año siguiente, la dupla dibujó su primer fanzine, Shō taiyō, concebido con tal seriedad que sus autores incluyeron anuncios en la publicación. Los creadores también decidieron abrir una cuenta de ahorro conjunta en el Servicio Postal de Japón, lo que les permitiría dividir de manera equitativa sus ingresos y comprar materiales de dibujo.

Aunque ocasionalmente mandaban cartas a la revista Manga Shonen esperando ser publicados, fue hasta 1951, a sus 17 años, que un periódico aceptó publicar un trabajo suyo para llenar el espacio que quedó vacante al terminar de publicarse Maachan no Nikkichō. La obra que les publicaron fue una serie de yonkomas (historias contadas en tan solo cuatro viñetas, muy parecidas a los comic strip estadounidenses) titulada Tenshi no Tama-chan, muy influida gráficamente por la obra de Tezuka. Fue por esta publicación que sus compañeros de escuela comenzaron a considerarlos una sola persona y a llamarles sensei.

Aún con el deseo de cumplir su sueño, en 1952, tras graduarse de la preparatoria, tuvieron que conseguir empleos con los cuales apoyar en sus casas. Sin embargo, tuvieron la oportunidad de visitar a Osamu Tezuka en su casa en Takarazuka, donde le mostraron un manga que estaban dibujando, inspirado en la película estadounidense Ben-Hur. Las críticas por parte del maestro fueron muy buenas, y recibieron palabras de aliento para continuar esforzándose por ser profesionales del manga.

Ese año, Abiko fue contratado en el periódico de un familiar cercano y Fujimoto entró a trabajar a una fábrica de dulces, a la que renunció tras sufrir un accidente. Abiko le invitó a continuar colaborando juntos y así publicaron su primer manga de larga duración: Utopia: Saigo no Sekai Taisen (Utopía: La Última Guerra Mundial), bajo el pseudónimo de Fujio Ashizuka, juego de palabras relacionado con el apellido Tezuka, pero intercambiando el ideograma te (mano) por ashi (pie).

 

Osamu Tezuka

Suki ni shinasai! (¡Haz lo que amas!)

Para 1954, Fujimoto se encontró ante una difícil decisión, pues tenía el enorme deseo de dedicarse por completo al manga, pero vio que no obtendría suficiente remuneración para cumplir con sus deberes económicos de hijo mayor. Al consultar el tema con su madre, ella le dijo ¡Haz lo que amas!, facilitándole la decisión. Así, invitó a Abiko a mudarse con él a Tokio, donde sería más fácil alcanzar su sueño.

En su primer día juntos en la ciudad, visitaron nuevamente a Tezuka, quien se había mudado temporalmente a los departamentos Tokiwa por razones de trabajo. Al llegar a casa del Dios del Manga, conocieron a uno de los editores del artista, quien poco después pidió al joven Abiko que ayudara al maestro Tezuka a terminar algunas páginas, a lo que accedió ilusionado. Desde entonces, Abiko se convirtió en su primer y principal asistente.

Al principio, Abiko y Fujimoto vivían en un minúsculo departamento donde apenas tenían espacio para trabajar. En las noches dejaban afuera su mesa de dibujo para poder dormir y Fujimoto, el más alto de los dos, quedaba con los pies fuera de la habitación. Más tarde, Tezuka, sabiendo de su situación, los invitó a rentar la habitación que él tenía en los departamentos Tokiwa, ya que se mudaría pronto. Ambos dudaron en aceptar, pues no tenían los recursos para cubrir el depósito, pero Tezuka les dijo que lo dejaría pagado para que tuvieran un mejor lugar, y que podrían devolverle el dinero cuando tuvieran éxito.

Así, Mooto Abiko y Hiroshi Fujimoto llegaron a los departamentos Tokiwa, donde conocieron a otro inquilino, también dedicado al manga, Hiroo Terada (1931-1992), quien además de darles apoyo emocional en los momentos difíciles, los ayudó frecuentemente con el pago del alquiler, de modo que se ganó el apodo secreto de Terada Bank.

 

Manga Michi (El camino del manga)

Fue en 1954 cuando la pareja se profesionalizó al firmar bajo un nuevo pseudónimo: Fujio Fujiko. Además de rentar una segunda habitación y pagar su deuda con Tezuka, decidieron formar el Shin-Manga Tô (Nuevo Partido Manga), grupo de discusión con el que analizaban el rumbo que estaba tomando el manga y con el que desarrollaron algunos fanzines. A este grupo pertenecieron reconocidos mangakas como Shotaro Ishinomori (Rey del manga) y Fujio Akatsuka (Rey del manga cómico).

En 1955 cometieron el error de comprometerse con demasiados proyectos, fallando en todos y perdiendo tanto credibilidad como espacios de colaboración. Tras este bache, los Fujio Fujiko siguieron adelante con su carrera y, aunque publicaban bajo el mismo pseudónimo, cada uno de ellos se enfocó en temáticas diferentes: Abiko se inclinó hacia el público adulto y Fujimoto al infantil, con énfasis en la ciencia ficción.

En los años siguientes crearon un estudio de animación (Studio Zero) y comenzaron a publicar los títulos que les dieron mayor reconocimiento en Japón y a nivel internacional: Umi no ōji (1959), Obake no Q Tarō (El fantasma Q-tarō, 1964), Ninja Hattori (1964), Parman (El hombre Par, 1967), Doraemon (conocido en México como El gato cósmico, 1970) y Manga Michi (El camino del manga, 1970), entre muchos otros.

 

Después de cultivar estos grandes éxitos, la mancuerna Fujio Fujiko llegó a su fin en 1987. Ambos declararon que fue por razones creativas, ya que sus estilos propios se habían vuelto muy característicos y diferentes uno del otro. Cada uno retomó el pseudónimo que los había hecho famosos, pero agregándole una letra, así Hiroshi Fujimoto sería Fujio F. Fujiko; y Motoo Abiko, Fujio Fujiko A. Tras la disolución, los derechos de los títulos publicados quedaron en poder de su respectivo creador.

El 20 de septiembre de 1996, Fujimoto sufrió un desmayo mientras estaba trabajando en un nuevo capítulo de Doraemon; tres días más tarde, sin haber recuperado la conciencia, murió a causa de una cirrosis hepática provocada por el cáncer de hígado que le aquejaba desde 1986.

La labor de estos titanes del discurso secuencial japonés les hizo acreedores a varios premios, entre los que se encuentran la Orden del Sol Naciente (Abiko, 2008), el Premio de la Asociación de Caricaturistas de Japón (Fujimoto en 1994 y Abiko en 2005) y el Gran Premio Especial Osamu Tezuka (Fujimoto en 1997 y Abiko en 2014).

 

En una entrevista de años recientes, Motoo Abiko declaró que los mangakas que más respetaba eran el maestro Osamu Tezuka y Hiroshi Fujimoto, agregando que éste último era un genio y que sin él nunca se habría convertido en mangaka.

 

Dato Comikaze

Doraemon es uno de los mangas infantiles más queridos en Japón. Llegó a publicarse simultáneamente en seis revistas para niños, cada una dirigida a un grado diferente de la educación primaria.

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Author: Jorge “Gorka Olachea” Cervantes

Fundador y coordinador del extinto club de cómics GRAPHOfilos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y del encuentro cultural universitario Arte9. Portadista, dibujante, diseñador y editor recurrente en la historieta independiente El Monito, fue colaborador en diversas secciones de la revista MAD México. Aficionado al cómic europeo, se desempeña profesionalmente como ilustrador, diseñador gráfico y coordinador de eventos.

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